Muchos son los factores que influyen en la compra de una vivienda y lo mismo sucede con el precio. Si bien el interior de la vivienda supone una parte fundamental del hogar, es recomendable prestar atención a otros elementos que les rodean. Un ejemplo de ello es los establecimientos cercanos, conexiones por carretera o directamente la distribución de las zonas cercanas. El precio final de una vivienda se ve condicionado por todo lo que rodea a una casa, ya que, las viviendas en lugares próximos y de tamaño similar, pueden tener un valor muy distinto si, por ejemplo, de ellas está situada dentro de una urbanización con piscina y zonas verdes comunes.
Está demostrado desde la psicología que hacer un uso frecuente de zonas verdes urbanas, mejora la calidad de vida y el bienestar de las personas. Dentro de una gran metrópoli, estos espacios son en su mayoría, parques y jardines y están situados de forma estratégica para el uso y disfrute de su población. Por estas razones, los pisos con zonas verdes aumentan la demanda en ubicaciones próximas a las ciudades, donde esta clase de zonas se encuentran bastante limitadas a causa del desarrollo urbanístico. Estas cuestiones han sido puestas sobre la mesa por parte de la Organización Mundial de la Salud, anunciando la ausencia de zonas verdes recomendadas como mínimo, hasta en un 55% de las capitales españolas.
A raíz de estas cuestiones, las promotoras se han puesto manos a la obra para construir complejos urbanísticos centrados en traer la naturaleza a la ciudad, traduciéndose simultáneamente en un mayor respeto por el medio ambiente. Con todo ello presente, los compradores convierten en tendencia no solo viviendas en cuyas inmediaciones poseen algún parque, sino pisos con zonas comunes que poseen una importante superficie dedicada a la naturaleza.
Las razones para comprar pisos con zonas verdes en la urbanización pasan por mejorar la salud mental de las personas. Dado que se encuentran en la propia urbanización, nada más abrir la ventana o bajar al portal, se podrá visualizar y disfrutar de una zona aislada de las consecuencias negativas de vivir en una gran ciudad. Un entorno verde combate con mayor facilidad las enfermedades relacionadas con la salud mental, como la ansiedad o estrés; y reduce la probabilidad de tener problemas respiratorios. Una de las mejores medidas para purificar el aire son las plantas, que junto a su función de regular la temperatura del ambiente, conseguirán un mayor aislamiento del calor en los meses de verano.
Las urbanizaciones que reúnen estas características, también potencian las interacciones sociales entre las personas que viven dentro. Como complemento a los beneficios físicos, los sociales pasan por facilitar el desarrollo de actividades recreativas o ejercicio dentro del recinto. Para las familias, contar con zonas comunes verdes cuidadas, se torna como una oportunidad de jugar y pasar tiempo con los más pequeños, o por el contrario, ofrecer cierta independencia a los más pequeños, para jugar con libertad dentro de un terreno controlado